Estar en todo y no estar en nada. ¿Cuántas veces no ha pasado esto? Sobre todo en las redes sociales.
Muchas veces la hiper velocidad en la que estamos inmersos no nos deja tomar perspectiva de la realidad o de cómo los cambios nos afectan (o no, porque, aunque nos cueste creerlo, hay cosas que no nos afectan en absoluto). Ya hemos mencionado alguna vez la obsesión que tenemos las marcas por subirnos al carro de las tendencias. A veces sale bien y, bien gestionado, puede dar lugar a grandes ventajas para nuestra marca. Otras, incurre en tomar decisiones que no nos benefician o que simplemente no aportan nada de valor a nuestro negocio ni a nuestra imagen (lo que comúnmente conocemos como un “meh”).
No tan deprisa…
Este mismo año, TikTok anunciaba la creación de TikTok Academy, una plataforma virtual de educación interactiva diseñada en exclusiva para ayudar a las marcas que deciden abrir un perfil en la red social para conseguir un mejor desempeño en sus negocios. Con el ya nada noticioso boom de las redes sociales, rara es la marca u organización que no ha creado sus correspondientes perfiles corporativos en la mayoría de redes. Y tiene todo el sentido del mundo. Las redes sociales ponen a nuestro a nuestro alcance un canal de comunicación directo con nuestros usuarios y del que, además, somos completamente dueños.
Con un perfil propio, podemos crear nuestra propia publicidad, nuestro propio contenido, etc. sin depender de terceros. Pero más importante aún, las redes sociales son lo más parecido que tenemos a poder mantener una conversación real y en directo con nuestros consumidores. Y no todos los usuarios utilizan las mismas redes; muchas de ellas tienen marcados sesgos generacionales, por lo que permanecer en unas redes y no en otras puede acotar nuestro alcance. A priori, esto puede sonar aterrador, estaríamos perdiendo oportunidades por no estar en X red social, ¡tenemos que crear perfiles nuevos ahora! No. Para. De verdad. Cálmate. A lo mejor no tienes por qué estar en Snapchat, o en TikTok. Sí, como te lo decimos.
Como cualquier otro canal o activo, las redes sociales y su gestión deben estar supeditadas a los intereses de la marca. Y es cierto que, en líneas generales, toda marca busca ser conocida por el mayor número posible de usuarios. Pero no se trata de estar presente en todos los canales por estar. No se trata de existir en internet, sino de existir con un significado. Por tanto, no es cuestión de lanzar la red de arrastre para ver qué recogemos, sino de usar la red apropiada.
En un momento clave en el que los debates se suceden y todo el mundo parece necesitar de un espacio donde dar su opinión, tal vez sea un buen momento de hacer una pequeña pausa, de hacer zoom out y de ver cuál es la realidad de nuestra marca, sus necesidades, si tenemos que entrar en determinado debate y dónde está realmente nuestro público objetivo. Si está en TikTok, porque nuestra marca va dirigida a un público joven, adelante. Será momento de estar ahí y de aprender sus códigos para crear un contenido relevante y de calidad (y para invertir en publicidad, por supuesto).
Debemos tener claro que no sirve de nada pertenecer a una red social comunicando con los códigos y reglas de otras (aunque algunos contenidos sean relativamente migrables, como por ejemplo los de TikTok a Instagram, pero no a la inversa). Además, no podemos perder de vista el punto focal de las redes, que es el contacto directo con el usuario. Esto es un arma de doble filo, ya que nuestro impacto en estos canales es muy alto para el usuario, tanto el positivo como el negativo. Todo lo que comunicamos, cómo lo hacemos y dónde lo hacemos debe estar integrado dentro de una estrategia global, que personalice los mensajes a cada contexto comunicativo. Solo así podremos posicionar nuestra marca adecuadamente y de forma positiva.
El análisis, por encima de todo
Saber si nuestros clientes y nuestros usuarios utilizan la red social en la que nos planteamos incurrir es fundamental para tomar la decisión correcta. Y para esto solo existe una solución: análisis. Este análisis debe ser en profundidad y con un planteamiento estratégico que luego de pie a poder bajar diferentes tácticas comunicativas (líneas de contenido, formatos, tono, etc.). En general, también es interesante hacerse una cura de escepticismo, y dejar de ver las nuevas redes con cierto desdén (muchas marcas siguen viendo TikTok como “esa plataforma de coreografías para adolescentes”, de igual modo que se vio con cierto escepticismo Instagram cuando empezó a crecer).
Y es que, al final, ser popular se resume muchas veces en estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. Y si te preguntas cuáles son las mejores redes para potenciar tu marca (spoiler: publi), en Descubre Comunicación podemos ayudarte.