Al grano, que sabemos que no tienes tiempo. Siendo todo un empresario/a, tienes demasiadas cosas en la cabeza como para dedicarte a estar todo el día pendiente del Facebook, del Twitter, del Google+, del Linkedin, del Pinterest, del Flickr y de alguna que otra red social más en la que hayas decidido introducir a tu empresa.
Así que aquí te ofrecemos 8 consejos para intentar hacer más llevadero tu día a día con estas fieras de la jungla 2.0. Además, por increíble que te parezca, sólo te va a requerir poner a funcionar tu mejor herramienta: el sentido común. Al grano:
1- Gestiona tu tiempo. Organízate.
Lo primero que debes evitar a toda costa para que la gestión de las redes sociales se convierta en un estrés. Si el tiempo es dinero, resulta cuando menos curioso lo habitual que suele ser pensar que el que le dedicamos a las redes sociales es gratis hasta que, cuando nos damos cuenta de que no lo es, quizás ya es demasiado tarde y nos encontramos hechos un lío. Organízate y decide cuánto tiempo vas a dedicarle, tanto en función de la efectividad como de tu propia disponibilidad. Adminístralo. Busca la eficacia y la eficiencia. Ya lo decían nuestros mayores: lo perfecto es enemigo de lo bueno y en el término medio está la virtud. Sentido común.
2- Por lo tanto, Planifica y planifícate.
No sólo la gestión del tiempo es esencial. También los contenidos. ¿Te imaginas que fueras un productor de mantecados y polvorones y te diera por lanzar una campaña de promoción en RRSS ensalzando las maravillas de tus productos en el mes de febrero? ¿Y si estuvieras al frente de una tienda de ropa, venderías bufandas en julio? A ti no se te ocurriría, ¿verdad que no?
3- Distribuye los huevos en diferentes cestas.
No centres todos los recursos en las redes sociales. Continúa combinando las tareas on y off line en tu mix de comunicación. El mundo real sigue existiendo, por mucho que el virtual nos emocione tanto. Es más, hay quien dice que el mundo real es más real que el virtual, aunque algunos lo pongan en duda.
4- Profesionaliza.
También hay quien se resiste a profesionalizar la gestión de las redes sociales y se empeña en llevarla por sí mismo o, lo que es mucho peor, dejarla en manos de “ese primo mío que sabe algo de informática”. Si las finanzas, la gestión de los recursos humanos, o las acciones comerciales la realizan profesionales de la materia, es hora de dejar también que los que saben de RRSS te ayuden. Lo que te ahorres en tiempo y disgustos te estará compensando con creces la mínima inversión que hayas podido realizar.
5- Permite que tu red sea una red.
¿Quién le habrá dicho a algunos que el uso de las redes sociales en su empresa se tiene que circunscribir al área del marketing y de la comunicación? Como ya vimos en un post anterior, estamos ante un cambio de cultura empresarial, un nuevo paradigma de la gestión, en el que lo importante del asunto es la transversalidad. Abrir en canal la empresa y hacerla accesible en todos los niveles, para trabajar de verdad en red, para generar confianza, para generar valor.
6- No te cierres al cambio.
Son muchos los casos de empresarios/as que han fracasado en su intento de sacar provecho de las redes sociales simplemente porque, en el fondo, han estado haciendo lo mismo que antes en un medio nuevo. Estaban en las RRSS sólo “porque había que estar” o “porque está todo el mundo”. Si las redes sociales han cambiado las reglas del juego, o aprendemos a jugar o nos quedamos fuera, lo cual es mucho peor que perder la partida, porque siempre puedes empezar una nueva.
7- Elige tus redes sociales y clasifica la información.
No todas las redes interesan a todas las personas, son útiles para todas las empresas ni sirven para ayudar a vender todos los productos o servicios. Por supuesto, es un mal hábito sincronizar las publicaciones automáticamente entre redes. Plantéate qué red te conviene más y, en función de ello, modula el tipo de contenido que vayas a difundir, el lenguaje que vayas a utilizar, la periodicidad con la vayas a publicar, etc.
8.- Y no te olvides: el contenido es el rey.
No me digas lo bueno que es tu producto y lo bien que sabes trabajar. Demuéstramelo: cuéntame algo que tu producto haya podido hacer por otra persona; alguna anécdota sobre tu empresa o sector que me llame la atención; alguna historia sobre tu forma de trabajar que me emocione. No me hables, dialoga conmigo.
Como habrás visto, ya te lo dijimos, se trata básicamente de aplicar el sentido común.