Diseño periodístico, diseño publicitario, diseño para impresión, diseño para web… La multiplicidad de soportes, formatos y medios ha convertido el trabajo de los diseñadores, en muy poco tiempo, en una disciplina compleja: lo que funciona en un formato no necesariamente funciona en otro, los recursos que pueden usarse en un soporte no son válidos en otro…
Un ejemplo de esto es la forma de disponer el contenido textual en un diseño. Sobre todo, en lo referente a la justificación (o no) de los párrafos.
La justificación de un texto consiste en la alineación de los párrafos, dentro de una columna o un espacio, contra los márgenes izquierdo y derecho simultáneamente de forma que todas las líneas tengan el mismo ancho. Para conseguir esto se añade espacio extra entre las palabras.
Esta disposición tipográfica tiene dos efectos inmediatos: una mayor apariencia de orden y la creación de líneas divisorias imaginarias entre los textos.
Los textos justificados son de uso habitual en medios impresos como periódicos, libros, algunas revistas… Todos ellos ejemplos en los que el texto es el elemento principal sobre el que se articula el resto del diseño de las páginas. Los periódicos son un caso paradigmático: hay grandes cantidades de texto que debe disponerse ordenadamente sobre una gran superficie. La alineación a izquierda y derecha crea aparentes divisiones visuales que estructuran las diferentes secciones de texto en la página y guían la lectura, facilitándola.
Sin embargo, la apariencia de orden de los textos justificados lleva aparejada varias contrapartidas: en primer lugar, las columnas de texto se convierten en bloques monolíticos que podrían hacer la página poco o nada atractiva. Para aligerar la lectura, el diseño de la página requerirá la inclusión de títulos, subtítulos, ladillos, destacados o cualquier otro elemento que pueda disminuir la densidad textual. Además, inconscientemente se asocia a textos más formales, lo cual no siempre será el efecto buscado.
En segundo lugar, el espacio extra que se añade entre las palabras no es proporcional y varía de una línea a otra, lo que puede provocar “ríos de espacio blanco” que recorran las columnas, dificultando la lectura y minando el propósito inicial de apariencia de orden.
Los textos alineados solo a izquierda o derecha se denominan ‘a bandera’ (izquierda, si se alinea a la derecha, y viceversa); también se puede centrar ‘a bandera’ (se denomina composición epigráfica), centrando el párrafo sin que las líneas tengan la misma longitud. Esta disposición del texto se asocia a diseños más informales. La parte no alineada crea espacios blancos irregulares que proporcionan liviandad al diseño. Estos textos sin justificar son frecuentes en la tendencia actual de diseños minimalistas, limpios y flotantes.
En el caso del diseño para web se desaconseja absolutamente el uso de la justificación, principalmente por cuestiones de usabilidad y experiencia de usuario.
Al trabajar en diseño para impresión, el diseñador tiene control absoluto sobre la visualización final, y los programas de diseño disponen de herramientas precisas para ajustar, por ejemplo, los espacios entre palabras o las divisiones entre líneas. En cambio, actualmente es necesario hacer las webs fluidas, adaptables a todo tipo de dispositivo (pantallas de diferentes tamaños, tabletas, móviles…). El control sobre la visualización final por parte del diseñador es relativo y obligar a un dispositivo a mostrar un texto justificado puede dar lugar a visualizaciones inesperadas y no siempre adecuadas.
Además, para definir la estructura y el orden en un sitio web existen otros elementos gráficos más allá del propio texto (color, fondos, tamaño de tipografía…).
No existe, por tanto, una opción correcta o incorrecta en cuanto a la alineación de los textos, sino que el uso de una u otra dependerá del mensaje que se desee comunicar y, en este caso, también del soporte que se vaya a emplear. Como casi siempre cuando se trata de cuestiones de diseño, por otra parte.