Recuerdo perfectamente el impacto que me causó este spot de promoción de Andalucía allá por 2003. Las imágenes sugerentes, el lema sencillo y al corazón y la música de Chambao anunciaban algo nuevo. No puedo asegurarlo al cien por cien, pero apostaría a que era la primera vez que veía un vídeo turístico que, lejos de parecer una aburrida sucesión de lugares imprescindibles y tópicos antropológico-culturales, apostaba por algo tan intangible pero tan poderoso como la emoción para conseguir su objetivo: provocar unos enormes deseos de viajar. A Andalucía, por supuesto.
Han pasado ya varios años desde este anuncio y su tono y estilo se han convertido en habituales. Aún hoy, sigue siendo una de las señas de identidad de la promoción turística de Andalucía, que ha continuado apostando por el mismo formato en las sucesivas campañas anuales. Al menos hasta 2007 estuvo vigente con Chambao de banda sonora. Luego llegó este otro spot, con voz de Alba Molina, en el que se da algún paso más: hay menos paisajes y mucha más gente, más sonrisas, más manos y una vez en off, la propia Andalucía, que nos invita a vivir junto a ella. Los espectadores ya no somos turistas. Y se agradece.
La campaña ‘I need Spain’, del año 2010, mantiene el mismo formato y la misma intención, pero comienza a verse el agotamiento del hallazgo. Sigue siendo mucho mejor que los vídeos largos, aburridos y descriptivos, sin ni una pizca de emoción, que se producen en masa en todas las oficinas turísticas pero empieza a echarse en falta un paso más.
Y es Perú quien va más allá con este soberbio spot, más cine que publicidad, que en 2012 revolucionó las redes sociales. Un guión exquisito, magníficos actores y una realización esmerada no solo provocan unas ganas incontenibles de viajar a Perú, sino que generan en el espectador una emoción sincera. «Si eres feliz, apaga esto. ¿Sigues ahí?»… Todas las tendencias las marketing turístico moderno están aquí: el storytelling, la creación de experiencias únicas, la conexión emocional con el visitante, la creación de una marca por encima de un destino. Y funciona como un reloj.
¿Verdad que te irías mañana mismo a Perú? ¿Verdad que no has podido evitar emocionarte? El mundo rural es un escenario perfecto para dar el paso de los hechos a las emociones porque es, en esencia, verdad. El olor de la vendimia, el sonido de la berrea, el frío de la nieve, la luz del río… Todo esto nos emociona y debemos ser capaces de emocionar con ello, pero antes hay que desprenderse de esa ‘afición’ por el detalle sin sentido y la sucesión de lugares comunes. Quizás ha llegado el momento de soltar amarras, de ser valiente y de abandonar la promoción fría y esteretipada para contar una historia, tú historia, una historia que otros seguro que querrán vivir. ¿Te atreves?