Introducción
Hoy en día no podemos entender la sostenibilidad medioambiental como una opción o una tendencia a seguir. La sostenibilidad es la manera, el modo, la solución que debemos adoptar si queremos seguir produciendo, fabricando y consumiendo productos (con sus respectivos envases) de manera responsable.
Son varias las medidas aplicadas por la industria a la hora de afrontar el reto fabricar packagings sostenibles. Estas contemplan desde reducir el uso de envases y embalajes hasta diferentes formatos y soluciones a los mismos, pasando por la utilización de nuevos materiales por ejemplo.
Recicla: guerra al plástico
Dado que el packaging es un excelente aliado para las marcas a la hora de vender su producto, estas asumen ahora un doble reto, el de reducir sus envases y mejorar la reciclabilidad y reutilización de los mismos y el de no perder su función comunicativa ni su competitividad en el proceso.
Sin embargo, las marcas no tienen toda la responsabilidad para consigo, nosotros como consumidores también jugamos un papel sumamente importante. Es nuestra responsabilidad practicar un consumo responsable de los recursos y reutilizar y reciclar cuando sea posible. En este sentido, la preocupación y la concienciación social van en aumento en los últimos años. Según muestra el estudio Greendex (National Geographic), los consumidores están dispuestos a asumir el incremento de precio en un producto siempre que este sea atribuido a una mejora ambiental del mismo.
En este contexto, el plástico es el principal enemigo a combatir debido a su larga vida útil, aunque no la aprovechemos en la mayoría de los casos, y a su proceso de obtención el cual supone la emisión de grandes cantidades de gases efecto invernadero.
El sector agroalimentario ha puesto en práctica algunas medidas como por ejemplo la eliminación de las anillas de plástico que servían para empacar varias unidades de un mismo producto en “formato ahorro”. La empresa Smurfit Kappa presento el pasado mes de abril una solución fabricada en cartón que permite sustituir al film retráctil denominada Nor-Grip.
Este mismo sistema se presenta también para formatos de gran tamaño permitiendo agrupar por ejemplo dos garrafas de aceite de 5 litros de capacidad tal y como se muestra en la siguiente imagen. Es importante por tanto comprender como una buena selección o disposición de los materiales para una determinada función puede hacer que reduzcamos su impacto medioambiental sin que esto repercuta en nuestra comodidad o practicidad.
Reduce: menos es mejor
Otra interesante opción si queremos reducir el impacto mediambiental que supone el envasar los productos que consumimos es simplemente reducir su tamaño. Parece algo sencillo pero no lo es tanto. La industrialización obliga a estandarizar tamaños y formas de los envases que se fabrican para formar bloques compactos que a su vez se reagrupan en bloques más grandes hasta llenar palets, camiones, containers y buques mercantes. Este sistema está pensado para optimizar la fabricación y la producción de los diferentes formatos de cajas y envases que se fabrican pero en muchos casos genera multitud de huecos que no pueden ser aprovechados.
En este sentido, el proyecto Frustration Free Packaging de Amazon es una iniciativa que busca reducir el embalaje de los productos ajustándolo al volumen exacto de estos. Además, de reducir el tamaño de los embalajes, en muchos casos pensado para su venta en el lineal, se reduce también el numero de los mismos, ya que en muchos casos los productos son re-embalados cuando van a ser enviados al consumidor final. Esta es sin duda una medida imprescindible para el sector del e-comerce que crece cada día a un mayor ritmo.
Reutiliza: dale otra oportunidad
Hemos hablado hasta ahora de producir envases con materiales diferentes o disponer estos de diferente manera. También hemos contemplado la opción de reducir el volumen y la cantidad de los mismos. Sin embargo, existe otra alternativa: la reutilización.
No es muy común hoy en día reutilizar los envases cuando compramos un producto. Antiguamente, la leche se transportaba en lecheras, que el ganadero rellenaba o intercambiaba por otras llenas de producto. Del mismo modo que se intercambiaban con el repartidor del butano las bombonas vacías por las llenas. ¿Podríamos hacer lo mismo al comprar unas zapatillas de deporte?
Nike nos lo pone un poco más fácil en este sentido. Ha desarrollado junto a la agencia Miniwiz (fundada por el arquitecto e ingeniero Arthur Huang) una caja de zapatillas fabricada con materiales de desecho reciclados (cartón reciclado y tapas de café ) que puede ser reutilizada numerosas veces y con diferentes aplicaciones.
La caja optimiza el espacio disponiendo las zapatillas en diagonal dentro de sí, haciéndola más eficiente y práctica. De este modo su vida útil se alarga mucho más allá de la primera adquisición del producto y permite adoptar múltiples funciones.
Como podemos ver, son múltiples las medidas que podemos adoptar para reducir el impacto medioambiental que provocan la fabricación, el envasado y el transporte de los productos que consumimos, pero sin lugar a dudas, la responsabilidad final recae sobre nosotros. El modo en que consumimos, nos trasladamos o en general como vivimos, afecta directamente al planeta y dependerá de nosotros por tanto la correcta conservación del mismo.